Te gusta la astronomía y estás pensando adquirir un telescopio, pero vives en Madrid, o en cualquier ciudad medianamente populosa. La contaminación lumínica, las distancias hasta cielos oscuros… todos son factores que te retraen. ¿Hay manera de esquivar las pegas?
La respuesta inmediata es “sí”, se puede disfrutar de Astronomía con telescopio desde la ciudad. Evidentemente, no será lo mismo que si nos situamos en un ambiente rural y muy oscuro, pero no hay que arrugarse ante los retos.
El principal problema de residir en la ciudad es la contaminación lumínica. Consiste en que como la atmósfera urbana está más contaminada, flotan en suspensión partículas de polvo y restos de combustión (calefacciones, industrias, emisiones de vehículos…). Todas estas partículas forman una “boina” de color pardusco que es visible de día cuando te acercas a Madrid por cualquier carretera.
De noche, la luz de las farolas no eficientes (la mayoría aún, por desgracia) además de alumbrar las calles, emiten luz hacia el cielo, que es reflejada a modo de pantalla por esta capa de contaminación. Eso crea un fondo luminoso que impide que la luz procedente del espacio (o sea, las estrellas, galaxias…) se pueda ver, pero sobre todo no se ve por falta de contraste: el fondo luminoso de contaminación es más brillante a veces que el objeto que quisiéramos ver.
¿Cómo solucionar la observación de objetos de cielo profundo?
Los avances en la fabricación de filtros en las últimas décadas han permitido diseñar y desarrollar filtros ópticos y fotográficos especiales. Estos, conocidos popularmente como “filtros anticontaminación” (LPR – Ligh Pollution Reducer , CLS, etc) aprovechan una característica común a la luz de las farolas urbanas.
Las luces de las calles y autovías son o de vapor de Sodio o de Mercurio. Estas emiten en una longitud de onda muy definida. Si fabricamos un filtro que deje pasar todas las longitudes de onda excepto esas, conseguiremos que ese reflejo que rebota de la “boina” contaminada, y que está en esas longitudes de onda, sea eliminado.
Puede parecer complicado, pero no lo es, imaginad que pintamos con un bolígrafo rojo sobre papel blanco. Si miramos ahora ese dibujo a través de un celofán rojo, no vemos el texto, solo un papel rojo (se ha vuelto invisible, ¿no? ) Pues un LPR, más sofisticadamente, hace lo mismo.
Además, no sólo bloquea la radiación procedente de las lámparas de sodio y mercurio, sino que elimina el “Skyglow” que es el tono natural que tiene el cielo –nunca es negro al 100%- pero permite que pase a través del filtro la luz procedente de la emisión en Hidrógeno beta, Oxigeno III, Hidrógeno Alfa: Justo en lo que emiten las nebulosas.
El único efecto indeseado de estos filtros es que los objetos brillantes (luna, planetas, estrellas) los veremos con ciertos reflejos de colores. Pero bien es cierto que para esos objetos no hace falta filtro desde una gran ciudad. De hecho, si esta noche nos asomáramos desde la Plaza de Manuel Becerra, lo único que veríamos a simple vista sería Júpiter, Saturno, la Luna, y algunas estrellas de primera magnitud.
(Nebulosa de Orión, con filtro y sin filtro LPR. Cortesia de RowiAF / Kenko)
También , aplicando estos filtros, podemos hacer astrofotografía urbana. En este blog se explican las técnicas y además veréis muchas fotos hechas desde Madrid capital:
Así que ya sabéis, no hay excusas: ¡De Madrid al cielo!