Por José Manuel Serrano Esparza
La reciente aparición en Tokyo (Japón) de los primeros modelos de preproducción de las nuevas cámaras mirrorless formato 24 x 36 mm Nikon Z7 de 45.7 megapixels y Nikon Z6 de 24.5 megapixels ha supuesto la tardía entrada de la empresa fotográfica japonesa (con una legendaria historia que se remonta a 1917 y un siglo de trayectoria jalonada por muy representativos e influyentes modelos de cámaras telemétricas y réflex de 35 mm así como un amplísimo surtido de excelentes ópticas) en el sector mirrorless, con diferencia el más disputado del mercado fotográfico y en el que otras marcas como Olympus, Panasonic, Fuji y Sony han sido hasta la fecha los principales actores, habiendo desarrollado soberbias cámaras mirrorless profesionales en formatos Micro Cuatro Tercios (Olympus OM-D E-M1 Mark II, Panasonic G9), APS-C (Fuji XT-2, Fujifilm XH-1, Fujifilm X-Pro 2) y 24 x 36 mm (Sony A7 III y Sony A9, cuyos buques insignias en estos momentos son fruto de años de trabajo y constantes mejoras que las hacen realmente difíciles de batir en muchos aspectos importantes.
Por motivos obvios de formato, la Nikon Z7 mirrorless full frame ha sido diseñada y creada teniendo muy pero que muy en cuenta a la formidable Sony A7RIII con sensor de 42.2 megapixels, que desde su lanzamiento el 26 de febrero de 2018 ha sido y continúa siendo la cúspide evolutiva y cualitativa así como el referente mundial en calidad de imagen del segmento mirrorless formato 24 x 36 mm que la empresa con sede en Tokyo inició el 16 de Octubre de 2013 con sus cámaras Sony A7 y A7R.
Es decir, Nikon (que disfruta una situación de privilegio en el ámbito réflex con su extraordinaria dslr Nikon D850, generadora de una excepcional calidad de imagen que se aproxima en poder de resolución y contraste al gran formato 4 x 5 — 10 x 12 cm analógico — , aunque con distinta estética de imagen e inferior bokeh) inicia su andadura en el mercado de cámaras mirrorless formato 24 x 36 mm con un retraso de aproximadamente cinco años con respecto a Sony, que tiene mucha carretera corrida desde 2013, y no digamos ya con respecto a Olympus (que presentó la Olympus Pen-EP1, su primera cámara mirrorless Micro Cuatro Tercios, en Junio de 2009) y Panasonic (cuyo primer modelo de cámara mirrorless Micro Cuatro Tercios, la Panasonic Lumix DMC-G1, fue presentado en Octubre de 2008) y Fuji (que introdujo la Fujifilm X-Pro 1, su primera cámara mirrorless con sensor Xtrans APS-C, en Enero de 2012).
Por tanto, todas las marcas rivales de Nikon en el ámbito mirrorless (independientemente del formato y siempre teniendo presente que su principal rival es y seguirá siendo Sony en el ámbito de usuarios de cámaras mirrorless formato 24 x 36 mm, al que muy probablemente se sumará Canon que podría estar a punto de lanzar al mercado un nuevo sistema fotográfico mirrorless full frame de muy alto nivel y extraordinarias ópticas que trasciendan en calidad de imagen a los objetivos profesionales Canon L II) han adquirido una más que notable madurez durante todos esos años.
Y especialmente si nos referimos a la Sony A7III, el reto para Nikon era de gigantescas proporciones si quería superar, igualar o simplemente acercarse a sus bondades, ya que dicho modelo de Sony es una de las cámaras más logradas de toda la historia de la fotografía, un producto en gran medida redondo, que junto con el resto de modelos de su estirpe Sony A7 ha sido el punto de inflexión que ha catalizado la orientación in crescendo del mercado fotográfico hacia las cámaras sin espejo (tendencia corroborada por la introducción por Leica de su modelo Leica SL formato 24 x 36 mm el 20 de Octubre de 2015).
Gracias no solo a la gran calidad de su sensor 24 x 36 mm (Sony es con diferencia el referente en esta faceta, gracias a sus ingentes recursos económicos que invierte de modo constante en I + D, sumado ello a su inmenso know-how electrónico) sino a su impresionante versatilidad y conectabilidad mediante adaptadores a una pléyade de objetivos de otras marcas con soberbia calidad optomecánica y generadores de gran calidad de imagen, ya sea para aquellos fotógrafos que buscan sobre todo extraordinario poder de resolución y contraste (Summilux-M, Leica R, Carl Zeiss ZM, Zeiss Batis, Zeiss Loxia) o bien bastante más que aceptable poder de resolución y contraste pero sobresaliente carácter con una estética de imagen única y con frecuencia soberbio bokeh como los Asahi Pentax Takumar Super Multicoated de los años setenta, los Leica R no asféricos, algunas joyas como el Olympus Zuiko OM 100 mm f/2 (de rendimiento óptico superlativo, al igual que su bokeh), el Minolta MC Rokkor P.G 58 mm f/1.2, el Canon FD 50 mm f/1.2 L y muchísimos otros.
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